En Sanse hay más bicis

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En Sanse hay más bicis

Hace ocho años me fui de Sanse. Cosas del trabajo y de la familia, he vuelto a vivir aquí en julio.
El primer día, de camino al trabajo me pareció que me cruzaba con demasiada gente montando en bicicleta. “Estamos en verano, la gente está de vacaciones... “, pensé para justificar algo que me parecía un espejismo.
Tres meses después de llegar, creo poder certificar que no. Aquella visión no era un oasis en el desierto. Hay más gente que elige la bici para moverse por Sanse.
No digo que seamos Berlín, pero sí creo que se puede ser optimista.

Una anécdota para la esperanza

Sirva como ejemplo lo que me pasó con otro papá del colegio de mi hijo: el segundo día, vi que aparecía con su bici y la silla trasera para el niño. Directamente (todavía no nos conocíamos) se dirigió a mí para decirme: “vi que venías a recoger al niño en bicicleta y pensé que yo también me podía animar”. Me confesó que había comprado la bicicleta hacía un año y que no se había animado a usarla demasiado.
Aquel día le comenté a Elena (mi pareja) que solemos no usar la bicicleta como método de transporte porque no nos atrevemos, casi como una cuestión de vergüenza.
Ahora, con este papá vamos juntos en bicicleta al parque que hay cerca del colegio para que los niños merienden.
Por cierto, en ese parque también hay otros papás y mamás con bicicletas.
Así que sí… Sí hay esperanza para la bici en Sanse.

Fotografía de Carlos.