En los últimos años, Pontevedra ha recibido premios de la Organización de Naciones Unidas (ONU), de la Dirección General de Tráfico (DGT) y de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP). Su alcalde (gobierna desde 1999) ha recogido galardones incluso en Hong Kong. Y todo, por apostar por una movilidad sostenible.
En 2010, la ciudad gallega fue la primera en limitar la velocidad de los coches a 30 kilómetros por hora y los viales para coches que eran dobles o triples se redujeron. El resultado: el tráfico ha pasado de 74.000 vehículos diarios a sólo 22.000. Y claro, las emisiones de CO2 también han caído. Nada menos que un 88%.
En este video del Ayuntamiento se ve cómo los ciudadanos y las bicicletas le han ganado espacio a los coches.
En apenas 15 años, más del 70 por ciento de los desplazamientos urbanos se hacen a pie o en bicicleta.
De hecho, según la revista digital EKKO Magazine, Pontevedra es hoy una de las mejores ciudades del mundo para moverse en bicicleta. En septiembre, la ciudad se acaba de adherir a la Red de Ciudades por la Bicicleta.
El modelo se extiende en Pontevedra. La prueba es que ya hay incluso restaurantes que reparten su comida a pedales.
El espejo de Sanse
Curiosamente, Pontevedra tiene algún parecido con San Sebastián de los Reyes. Por ejemplo, el tamaño: es una ciudad de unas 82 mil personas y aquí somos unas 83 mil.
La pregunta es: si ellos han podido ¿por qué nosotros no?
Según esta noticia de eldiario.es, “desde hace cuatro años no hay accidentes mortales y la gran mayoría de niños caminan todos los días al colegio, muchas veces solo en compañía de sus amigos”
Más allá de si la comparación entre Pontevedra y Sanse procede, de la experiencia gallega podemos sacar una conclusión: los políticos a veces sí se atreven a cambiar el modelo de ciudad valientemente y no por eso los ciudadanos les castigan. De hecho, el alcalde de Pontevedra lleva cuatro legislaturas seguidas.
Seguiremos pedaleando.
Quizá la diferencia entre las dos ciudades es que en una existe una voluntad decidida de liderar un modelo de movilidad sostenible reconocido a nivel mundial y la otra se limita a seguir a la cola de las ciudades de su entorno y esperar a que otros le marquen el camino...
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